EL LADRON
Abrí los ojos y pensé que algo hizo que despertara antes del amanecer, quieta en la cama estuve atenta.
Escuché un ruido en el primer piso, el mismo ruido que producen las argollas en el fierro que soporta las cortinas del
living.
Me quedé quieta, inmóvil en la cama, ¿fue idea mía o el ruido existió?.
No pude recordar si había puesto el cerrojo al ventanal.
Estiré el brazo y toqué el teléfono, si levantaba el auricular se encendería la luz roja en el equipo de abajo.
Nuevamente escuché un ruido, como el roce de un cuerpo en la baranda de la escala que trae al segundo piso.
Era un ladrón.
Los peldaños de la escala eran de madera y cuando uno los pisaba, crujían.
Yo seguía atenta ¿qué haría si entraba a mi dormitorio?.
Lentamente quité la mano del teléfono y me tapé hasta las orejas, el corazón parecía que se me saldría del pecho.
El ladrón subió por la escalera, supe perfectamente bien en qué tramo iba, creí que el latido de mi corazón me
delataría que estaba despierta.
Entró al dormitorio que estaba más cerca del acceso a la escala, demoró un instante, después vino al mío. Hasta los
oídos me zumbaban por el miedo.
Me pareció eterno el instante que el ladrón estuvo detenido en la puerta.
Escuché nuevamente crujir los peldaños, ya bajaba.
Luego vino el silencio.
Estuve quieta mirando la ventana, esperando que aclarara hasta que me dormí.
La luz del día entró por la ventana, me senté en la cama y miré buscando qué faltaba, nada, me levanté y revisé la
casa, nada faltaba, miré el ventanal y el cerrojo estaba puesto ¿lo soñé? ***